lunes, 23 de noviembre de 2015

La Cenicienta Moderna

Tras meses de desesperada lucha contra las corrientes y las duras olas del mar consiguió llegar a España, el país, donde iba a encontrar la felicidad, un país justo y con una constitución que dejaba claros cuáles eran los derechos de los ciudadanos, y eso fue precisamente lo que no encontró.

Esta la historia de una joven Siria, que escapó de su tierra en busca de un hogar estable donde vivir el resto de su vida. Al llegar a las costas Alicantinas, esperaba que le viera la policía marítima, quienes la llevarían al hospital para curarse de todas las heridas causadas durante el viaje. Pero eso nunca ocurrió, cuando llegó a tierra un amable señor, o eso parecía, la invitó a que subiera al camión y él le llevaría al hospital, pero cuando salió, lo que vio no fue precisamente un hospital, si no un club de alterne, la chica, asustada, le preguntó que por qué estaban allí y él contestó lo que era evidente:
-A partir de hoy, vas a trabajar para mí.
Ella no tenía muy claro qué trabajo era, pero tampoco se molestó en preguntarlo porque tenía miedo de la respuesta, ya que en cierto modo, ya la sabía.
El bar no era mucho mejor por dentro que por fuera, era una pequeña sala con una tarima, probablemente para los espectáculos, pero había algo raro allí, había un sofá y cerca de él una puerta que ponía habitaciones, al ver esto supo perfectamente que el señor que la había llevado hasta aquel lugar la iba a obligar a vender su cuerpo.
El hombre, le enseño dónde iba a dormir y a comer y descubrió que no era la única chica a la que había secuestrado para obligarla a hacer semejante trabajo, eran cinco chicas, por sus rasgos todas extranjeras.
Dormían por la mañana y trabajaban durante toda la tarde y la noche, sin descanso.
Pensaréis que por qué no se intentaban escapar de allí, pues era muy sencillo, el proxeneta se había informado de todas las familias de aquellas pobres chicas y sabía todos sus datos: donde vivían, donde trabajaban... si alguna se escapaban mataría a toda su familia y amigos.
Aquello era un infierno, trabajaban sin descanso y a cambio, solo recibían una comida diaria y sitio donde alojarse, que no era más que una habitación dentro del club.

Tras más de un año no podía más, necesitaba salir de allí, como fuese, ver la luz del sol, volver a comer bien...
Pero un día Lina, la chica siria se levantó con la moral de que a partir de aquel día todo iba a cambiar, quizá hasta volvería a ver a su familia.
El día transcurría con normalidad, sin trabajo excesivo. Y sobre las diez de la noche entró un joven de unos treinta años, le tocó ir con Lina.
En apariencia, podía parecer un cliente normal, pero no lo era:
-Tranquila, soy policía es una trampa. Pero antes de llamar al resto de mis compañeros, para detener a los delincuentes, me tienes que explicar dónde y cuántas salidas hay, para que no se escape.

Ella, se lo explicó todo y los policías pudieron detener a aquel maltratador, que se pudrió en la cárcel. Al parecer, llevaba más de quince años metido en el negocio de la prostitución explotando muchísimas chicas hasta que se suicidaban o morían desnutridas, entonces buscaba otra inmigrante y se repetía la historia.
Lina se quedó en España, donde encontró un trabajo de verdad, y pudo ganarse la vida, al igual que las demás chicas.
Y fueron felices y comieron perdices.


                                                 

                                                                      Fin